miércoles, 2 de enero de 2013

Desesperación.

¿Por qué no podemos ser como los demás? ¿Por qué no puede nuestra historia ser una de esas que empiezan, se estropean y acaban para siempre?
Cada vez que nos vemos nos juramos que será la última vez. Pero siempre vuelves. Dejas pasar cuatro meses, dos semanas o tres días. Pero vuelves. 
"Te echo de menos".
Y caemos en el mismo precipicio, una y otra vez. Nos llenamos de ilusión y de esperanza, creemos que esta vez seremos capaces. Recordamos lo que fuimos una vez y confiamos en volver a serlo de nuevo. Pero tú y yo no podemos coexistir. Volvemos a vernos y todo estalla en pedazos. 
Cada vez tardamos menos en destruirnos. Las primeras veces conseguíamos mantenernos uno o dos meses; ahora ni si quiera podemos soportarnos durante un día. Cuando te miro a los ojos solo veo dolor y rabia donde antes veía amor.
No sé por qué me buscas, ni sé por qué me dejo encontrar. Hago por inercia lo que una vez hice por amor. Tus besos ya no me remueven las tripas y tu risa ya no suena como antes. Soy escéptica ante todas tus palabras de amor y me río de tus promesas. Tu sonrisa me pone triste porque recuerdo que un día fue lo más bonito que vieron mis ojos.
Me destroza pensar que nunca volveré a quererte como te quise aquella vez. Me mata que ya no quede nada, que solo seamos una mísera parte de lo que fuimos. Y que vivamos del recuerdo. Porque, a pesar de todo, si cierro los ojos y pienso en el chico del que me enamoré aún se me eriza la piel. Y por eso no soy capaz de pasar página de una vez, porque me resisto a creer que lo que teníamos pueda acabarse.
¿Cuándo terminará esta historia? ¿Cuándo te cansaras de intentarlo? ¿Cuándo me cansaré de perdonarte?



No hay comentarios:

Publicar un comentario